También tienen, los esquimales, una simbología para el sonido silbante que acompaña, algunas veces, a esa aurora. Se trata de las voces de los espíritus que intentan comunicarse con las gentes de la tierra. Se trata de los “selaimu”, los “moradores del cielo.
Para otros pueblos, se trata de un zorro que va rozando el cielo con su cola, produciendo chispas luminosas cada vez que corre sobre la nieve. En otras tradiciones se cree que esas luces son provocadas por las grandes ballenas al arrojar chorros de agua helada al cielo.
Créditos e imagen: Kirkjufell, una montaña en la costa norte de Islandia. Foto: iStock